CALIDAD DE VIDA: DESARROLLO SOCIAL Y FELICIDAD HUMANA

El mundo actual en el que vivimos decrece cada día más, la realidad es contraria a la propuesta que los medios quieren y tratan de aparentar. La sociedad vive arraigada al concepto erróneo de felicidad, sin embargo este concepto manipulado inunda el pensamiento de cada persona, evitando el cavilar a profundidad y entregando una idea vaga de vida. Somos expuestos a esta manipulación desde el día en que nacemos e indirectamente recibimos estos estímulos durante el transcurso de nuestra vida hasta la muerte y seguirá en las generaciones futuras.

El mundo vive una crisis en sus diversas formas: económica, política, social y sus causas son muchas, sin embargo al analizar con cuidado, una de las razones principales es el llamado híper consumo. El análisis de este factor es muy exiguo, o más bien no es el análisis en sí, sino la exposición de esta realidad al hombre, esta mentalidad está íntimamente ligada al pensamiento material y despilfarrador que impera en la mentalidad del hombre y se sustenta aún más con la marcada disparidad económica y social entre países desarrollados y subdesarrollados. Es por eso que el desarrollo del hombre se encuentra aletargado o avanza con dilación.

El modelo de vida del hombre actual se fundamenta principalmente en los bienes económicos que posee, es un modelo económico de tipo opulento, consumista y muy competidor. No existe el bien común, y si lo hay, es parcial, es decir, la idea general es la búsqueda del bien individual, que no va necesariamente ligado al bien colectivo. El desarrollo existente es más del tipo competidor, pues se busca denotar superioridad. Es aquí donde podemos divisar un ejemplo de injusticia y desigualdad social, pues tal como existe la riqueza y la opulencia, también existe la pobreza.

Por lo general nadie quiere ser pobre, al contrario todos quieren ser ricos, no es errado el deseo de superación y desarrollo, sino la forma cómo se lo quiere lograr, pues aquí nace la competencia egoísta que sustenta la desigualdad y da paso a la discriminación, que también constituye un problema social.

Vivimos gobernados por el híper consumo y éste crece cada día más, provocando que la crisis del mundo se acreciente. Las preguntas surgen ¿por qué consumimos tanto?, ¿por qué no podemos dejar el híper consumo a un lado, cuando sabemos que este trae decadencia a la humanidad? El mero gusto por comprar y consumir ha cegado tanto al hombre que lo ha desviado de su camino.

Como seres humanos Dios nos ha dotado de inteligencia y capacidades para administrar lo que nos ha sido dado, pero con el transcurso del tiempo y las nuevas demandas se han deteriorado. Por ello, a lo largo de la historia el problema de dilapidación ha sido muy marcado afectando a cualquier persona. El problema es que no podemos manejar nuestras finanzas y nuestras prioridades y no queremos hacerlo, pues la idea de vivir la vida del consumo ha sido impuesta con tanta atracción. Vivimos atados a este materialismo del cual somos conscientes, pero al haber sido seducidos con argumentos en realidad vacuos, no lo queremos dejar.

El híper consumo se sustenta y se alimenta con la relación entre el mercado y la economía actual. La base de la economía está en el consumo, y la del consumo está en el hombre. No podemos dejar este consumo impetuoso a un lado, pues si lo hacemos, el mercado decae, y no podemos ni queremos dejar que esto suceda. El objetivo general actual ya no recae en el satisfacer las necesidades del hombre, sino más bien en alimentarlas y crearlas y para lograr esto, el mercado debe crear necesidades superfluas, que son acogidas fácilmente por nosotros mismos.

La civilización actual y el hombre decaen, pues vive consumiendo vagamente e invirtiendo en lo que después lo ira destruyendo, y muchas veces no existe un verdadero goce de lo que pretende consumir, pues para consumir se necesita de capital, y se trabaja frustradamente, pues en palabras del presidente uruguayo José Mujica: “y cuando quiere acordar… la vida se le fue”.

A lo largo de los años, muchos han tratado de conceptualizar la palabra felicidad. Por ejemplo, Platón manifiesta que ésta se basa en: la tranquilidad, serenidad del alma, y la idea del sumo bien. Sin embargo hasta el momento no se ha dado un concepto de felicidad que satisfaga y se cumpla totalmente en todos. Como idea general nos basamos en el vivir y en el vivir bien que puede conducirnos a una felicidad duradera, superficial o parcial.

El sentido final del ser humano se basa en la verdadera felicidad y en el goce autentico y real de la vida. Es por eso que cada acción realizada debería orientarse al encuentro de esta búsqueda. El verdadero desarrollo no es individual, sino colectivo. Este proceso apunta a una mejor calidad de vida.

No podemos hablar de desarrollo si en realidad no lo hay, ni tampoco podemos hablar con términos medios, porque en términos medios está el fracaso y la conformidad a lo bueno, mas no a lo óptimo. No logramos ser felices, ni crecer porque somos dependientes de lo que consumimos, porque en realidad somos gobernados por nuestros bienes. ¡En realidad no somos libres! En palabras más claras, el mercado se sustenta por nuestro consumo, pero para que éste exista debe vender la idea de un hombre independiente cuando en realidad es dependiente, pero disfrazado. Es así como el mercado nos mantiene “comiendo de la mano”, y presos del consumismo. “El desarrollo no puede ser en contra de la felicidad ¡tiene que ser a favor de la felicidad humana!, del amor, arriba de las buenas relaciones, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental”.

La felicidad se debe basar en el bien y en el amor a los demás. La verdadera felicidad no es egoísta, sino compartida. El sentido de la vida radica en amar a los demás, y esto no se puede simplemente ignorar, pues es una verdad que atañe a todo el mundo. La vida del hombre debe aludir al ejercicio de la ética, pero no impuesta, sino la que se emplea por decisión propia, al final nuestros actos influyen, quiérase o no aceptar, en la vida de los demás y en la búsqueda de un verdadero desarrollo colectivo.

La realidad social en la que vivimos es dura, y puede provocar distintas reacciones en el ser humano, sin embargo no es la reacción a lo que debemos prestar atención, sino a la acción ejercida para cambiar esta realidad. Es evidente que no es fácil cambiar al mundo, y es muy probable que las palabras sabias no sean apreciadas como ya ha sucedido, pero al final se trata de dejar la huella y la satisfacción de haber luchado contra la corriente social que reina en este mundo. Debemos ser conscientes de nuestra sociedad. Aparentemente el hombre ejerce poder, empero, somos sometidos y vivimos bajo el poder de lo que podemos y deberíamos gobernar.

En la actualidad impera un hombre agitado, ansioso y abarrotado de preocupaciones y gobernado por sus bienes y por el híper consumo. Siendo objetivos, el hombre no es feliz, esta cegado y es esclavo del dios dinero y del poder que este produce. La avaricia se ha adueñado de tal manera que el hombre al final no disfruta en realidad de lo que tiene y todos los esfuerzos que realizó se vuelven en vano. Deberíamos ser ese punto de cambio y poner un alto al modelo corrupto de sociedad en que vivimos, se debe aceptar que l final laMATUTE MONCADA FLOR

riqueza o pobreza no se mide en los bienes sino en el ser de cada uno, y entender que el verdadero pobre es aquel que independientemente de lo que posee, y aun teniendo en cantidad, desea más. Cada ser humano debe entender que la verdadera felicidad se la encuentra en la verdad y esa verdad es Dios, son aplicables las palabras del rey Salomón que dice “Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el TODO del hombre”.

Por:Abigail Matute Moncada

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